viernes, 6 de enero de 2012

EL GAITANISMO BOGOTANO.



Por: RAUL PACHECO BLANCO.

La izquierda no ha tenido arraigo en Colombia y concretamente el socialismo. El trabajo se lo han hecho otros partidos como el liberal, cuando Alfonso López con más audacia que honestidad le dio un vuelco a la constitución con normas que parecían socialistas, pero que en la práctica se desfiguraron y vinieron a convertirse en el mascarón de proa de la revolución. Y se regalaron el slogan de la revolución en marcha para darle alguna clase de título a la obra de López Pumarejo. El pueblo se comió el cuento y de ahí en adelante, trató de seguir esas banderas.
Pero lo que se llama una definición política o ideológica del pueblo con relación al socialismo, nunca se ha tomado. Por allá en los años 20 el socialismo llegó a sacar la cara, pero de una vez fue aplastado por la astucia de López Pumarejo, quien se adueñó de ese espacio.
Luego vino a irrumpir la verdadera fuerza de choque de ese anhelo popular encarnado en la figura de Jorge Eliécer Gaitán, quien en un principio enarboló la bandera del socialismo y como no prendiera, tuvo que volver al redil liberal, para desde ahí hacer la lucha de la izquierda, barnizada de liberalismo.
Y el gaitanismo prendió para no volver a desaparecer, pues si bien es cierto con la muerte del caudillo el 9 de abril las fuerzas se dispersaron, lo cierto es que ese sentimiento ha seguido latente en el corazón y en la mente de las gentes de abajo, a quienes acostumbró Gaitán a un lenguaje elemental, en donde se situaban las cosas en el nivel de ricos y pobres.
Así como Carl Schmitt situó las relaciones políticas entre amigo-enemigo, en la misma forma Gaitán la situó entre el pueblo y la oligarquía. Nunca antes se había producido una simbiosis como la que existió entre el pueblo bogotano y colombiano y su caudillo. Aquello de que Gaitán no era un hombre, sino un pueblo, caló tan profundo, que siempre en todas las épocas a partir de la muerte de Gaitán, ha tratado de expresarse el fenómeno bajo otros rostros y otros escenarios.
Si su muerte fue en el 48 del siglo pasado, ya en la siguiente década apareció el anapismo, que tenía una impronta gaitanista, solo que ahora en lugar del vestido civil de Gaitan, se encarnaba en la guerrera del general Gustavo Rojas Pinilla. El diseñó un movimiento y un partido, enclavado precisamente en los terrenos del gaitanismo.
En los 60 fue el MRL, el que se adueñó del espacio gaitanista, poniéndose en contra del Frente Nacional y diciendo que iba a hacer la revolución que Fidel Castro empezaba a imponer en Cuba. Ese reflejo del fenómeno gaitanista es lo que da vida y forma al MRL.Y López Michelsen llegaría la presidencia, como reacción contra el maridaje de los dos partidos tradicionales, quienes se repartieron la burocracia durante las épocas de vigencia del Frente Nacional.
Y en los años 80 la tendencia se vio representada en Belisario Betancur, quien desde el conservatismo trató de hacer gaitanismo, con la fortuna de llegar a la presidencia y tratar de imponer las casas sin cuota inicial y la universidad a distancia para el pueblo.
Luego, ése mismo gaitanismo volvió a aflorar cuando Ernesto Samper se casó con la idea social demócrata, que en definitiva, era la esencia del gaitanismo en lo ideológico, y le dio para llegar a la presidencia, pero ya desfigurado por un fenómeno nuevo, como lo fue la irrupción del narcotráfico, al financiar las elecciones.
Ya íbamos en los años 90 y para principios del dos mil, se iniciaron proyectos como el de Samuel Moreno en la alcaldía de Bogotá , como antesala de la presidencia. Ahí de nuevo ese gaitanismo salió a flote, siguiendo además, la línea que marcara el abuelo del nuevo alcalde. Pero Moreno desaprovecho su cuarto de hora histórico y se dedicó a hacer negocios y cayó., dejando en el suelo el prestigio de su partido, el Polo Democrático.
Más sin embargo, otro político marrullero y perspicaz como Gustavo Petro entró al ruedo, se nutrió de esas esencias gaitanistas y fue adueñándose de un espacio político que antes era de su partido y que ahora se lo llevaba para sus predios. O mejor, Petro se robó su partido y lo llevó a la alcaldía, que es la antesala de la presidencia, tanto, que el gabinete de Petro para la alcaldía, parece un gabinete ministerial , en donde está el curtido político Navarro Wolf y el ex gobernador del Tolima, Jaramillo.
Todo esto obedece a ese manantial gaitanista que se aposentó en Bogotá e irradia y sigue irradiando hacia el país.

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